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HOMENAJE A FERNANDO JAVIER DOMÍNGUEZ LÓPEZ

 

Casi un año después, seguimos vivos en ti. Casi un año desde aquella tarde de domingo en que el teléfono rompió una calma fingida que buscábamos tras el confinamiento. Casi un año desde el estado de shock que nos inundó durante meses. Aún hoy nos cuesta mirar y no verte. Aquella tarde de hace casi un año se grabó en el calendario de la memoria con olor a helado de chocolate y a verano hueco de sombras. 

La pandemia nos había bloqueado los cafés, las risas y los encuentros furtivos entre pasillos; nos había robado los recreos y casi nos había hecho olvidar quiénes éramos antes de marzo; algunos, habíamos hablado unas horas antes contigo; otros, te habíamos visto por videollamada hacía unos días. Todos habíamos compartido el miedo y la angustia de aquellos meses agridulces, con tiempo para todo y para nada a la vez. Y todos nos morimos un poco aquella tarde. 

Queríamos volver, retomar, revivir; queríamos estar de nuevo, reiniciar lo que éramos y enmendar errores o repetir aciertos. Estábamos ansiosos por volver a las aulas y a la vez nos atormentaba el regreso. La antítesis de siempre. La realidad o el deseo. Otra vez Cernuda. Siempre Cernuda. 

Querido compañero, querido hermano, querido tío, querido hijo, querido Fernando, cuánto te echamos de menos. Casi un año después, aún no hemos aprendido a no tenerte. Sigue recitando versos, allá donde estés, para llenar nuestras vidas de poesía para siempre. (Inma S. Leandro)